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Los laberintos y jardines de Nezahualcóyotl.

Es bien sabido que la ingeniería nahua logró grandes proezas que facilitaron la vida de los habitantes de su imperio. Algunos ejemplos de ello son la construcción de las chinampas, el albarradón de Nezahualcóyotl para dividir las aguas de los lagos y los acueductos que permitieron el abastecimiento de agua a la Excan Tlatoloyan. Aunque claro que también usaron ese conocimiento para construir recintos lujosos para sus gobernantes, como los jardines y zoológicos de Moctezuma.

Pero no solo en la capital mexica se construyeron estas magníficas edificaciones, pues en Texcoco, llamada “la Atenas del mundo prehispánico” por su refinamiento cultural, también se pudieron ver grandes y hermosos palacios y obras. Hoy justamente te voy a hablar de los denominados “baños de Nezahualcóyotl”, vestigios de sus extraordinarios jardines y laberintos. Comencemos por lo que nos dicen los cronistas y la arqueología sobre estos recintos acolhua.

Según relata Fernando de Alva Ixtlilxóchitl, después de la guerra contra Azcapotzalco, Nezahualcóyotl repartió entre sus aliados las tierras del antiguo imperio, acto que también llevaron a cabo Tenochtitlan y Tlacopan, por considerar que en Texcoco se impartía una mejor justicia:“Esta división y repartición de tierras de los pueblos y lugares del reino de Tetzcuco se hizo también en el de México y Tlacopan, porque los otros dos reyes y cabezas del imperio, fueron siempre admitiendo sus leyes y forma de gobierno por parecerles ser el mejor que hasta entonces se había tenido…”

“Historia de la nación chichimeca” Una vez que la Excan Tlatoloyan ató todos los cabos que la guerra había dejado sueltos, los gobernantes de la triple alianza se dedicaron a ordenar la construcción de sus jardines y palacios:“Estas casas las edificaron todas las tres cabezas de esta Nueva España, Tetzcuco, México y Tlacopan, con todos sus llamamientos, en donde andaban ocupadas más de doscientas mil personas cada día…”.

“Historia de la nación chichimeca” Sí, leíste bien, doscientas mil personas se dedicaron a la construcción diaria de los palacios en cada una de las capitales de la Excan Tlatoloyan.

Pues si en adelante iban a gobernar el mundo, debían poseer edificios, templos y jardines acordes a su poderío. Nezahualcóyotl era un gran un amante de la poesía y la naturaleza, tal como lo demuestran sus poemas: “Amo el canto del cenzontle, pájaro de cuatrocientas voces. Amo el color del jadey el enervante perfume de las flores, pero más amo a mi hermano: el hombre” Por ello, ordenó construir en Texcoco los más deliciosos jardines del imperio: “Por la parte de mediodía y por la de oriente de las salas y cuartos referidos estaban los jardines y recreaciones del rey, con muchas fuentes de agua, estanques y acequias con mucho pescado, y aves de volatería, lo cual estaba cercado de más de dos mil sabinos y así mismo había en estos jardínes otros muchos laberintos, que estaban en los baños que el rey tenía, en donde estando los hombres no daban con la salida…”.

“Historia de la nación chichimeca” Vaya que no era un jardín cualquiera, ¿verdad? Ixtlilxóchitl también menciona fuentes, estanques y laberintos, lo que nos hace suponer que Nezahualcóyotl no sólo admiraba la naturaleza como un espectador lejano, sino que disfrutaba de interactuar con ella, pues al perderse en un laberinto de naturaleza, uno no puede más que estar atento a lo que le rodea.

Para embellecer aún más sus jardines y laberintos, el rey poeta ordenó traer a todos los animales conocidos, y aquellos que no pudiesen estar presentes fueron representados con figuras de piedras preciosas:“…y más adelante, frontero de los templos, estaba la casa de aves y animales, sierpes y culebras traídas de diversas partes de esta Nueva España y las que no podían ser habidas, estaban sus figuras hechas de pedrería y oro, y lo mismo era de los peces, y así de los que hay y se crían en el mar como en los ríos y lagunas, de tal forma que no faltaba allí ave, pez ni animal de toda ésta tierra, que no estuviese vivo o hecho figura y talla en piedra de oro y pedrería”.

“Historia de la nación chichimeca” No cabe duda que Nezahualcóyotl era un verdadero amante de la naturaleza y no fueron pocos los espacios que destinó al goce de la flora y la fauna: “Tenía ésta máquina de edificios, más de cuarenta patios entre grandes y chicos, sin (contar) los jardines y laberintos”.

“Historia de la nación chichimeca” Hoy en día no podemos admirar nada de lo antes descrito, pues Texcoco como capital cultural del mundo prehispánico fue destruida por completo. Sin embargo, aún siguen en pie los restos de una de las construcciones ordenadas por el rey poeta que, con mucha imaginación, nos revela la visión de este gobernante excepcional sobre la interacción de la naturaleza con el hombre.

Se trata de la zona arqueológica en el cerro de Tetzcotzinco, que se ha popularizado como “los baños de Nezahualcóyotl”, y que se encuentra a siete kilómetros del oriente de Texcoco, entre los pueblos de San Nicolás Tlaminca y San Dieguito Xochimanca. Estos vestigios habrían formado parte de un enorme complejo ordenado por Nezahualcóyotl entre 1453 y 1460, y son los restos de uno de los jardínes botánicos del rey poeta que se salvó de la destrucción de los españoles. No se trata de un palacio, sino de una obra de ingeniería hidráulica para proveer de agua potable a las poblaciones que existían alrededor del cerro, y que se encontraban bajo el dominio del rey poeta. En este sitio se construyó, alrededor del cerro de Metécatl, un acueducto con pozas para frenar la velocidad del agua antes de llegar a Tetzcotzinco, donde los canales dejaban verter el agua por el cerro para regar el jardín que Nezahualcóyotl ordenó colocar ahí. El nombre de “baños de Nezahualcóyotl” fue recibido a razón de que se cree que en las pozas alrededor de ambos cerros acudía la nobleza de Texcoco a tomar baños, admirando el dominio acolhua. Tristemente, hasta el momento, este sitio no ha recibido la vigilancia necesaria para su preservación y se encuentra en un estado deplorable y con pintas de graffiti…

“¿Con qué he de irme? ¿Nada dejaré en pos de mí sobre la tierra?¿Cómo ha de actuar mi corazón?¿Acaso en vano venimos a vivir, a brotar sobre la tierra?Dejemos al menos flores, dejemos al menos cantos”. Nezahualcóyotl

Autor Xiu.

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