(CNN) — La tan esperada contraofensiva de Ucrania parece inminente, y la forma en que cada parte se está organizando dice mucho de su grado de preparación.
Las líneas del frente de Kyiv están repletas de movimiento de vehículos y ataques de artillería, con explosiones regulares que alcanzan objetivos rusos vitales en las zonas ocupadas.
Su ministro de Defensa dijo que los preparativos están “llegando a su fin” y el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, aseguró que la contraofensiva “se llevará a cabo”, aunque se negó a dar una fecha exacta para su inicio.
Puede que ya haya empezado; puede que falten semanas. No lo sabemos, y ese hecho es una buena medida del éxito de Ucrania mientras esto comienza.
Moscú, por su parte, se encuentra en el cierre de la fase de pelea de bar de su guerra. Tras perder Járkiv y Jersón, ha tenido al menos siete meses para prepararse para el siguiente objetivo probable del ataque de Ucrania: Zaporiyia.
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Así sucedió, con extensas redes de defensa en trincheras que pueden verse desde el espacio. Ese reconocimiento de su enormidad no es necesariamente un cumplido en 2023. Son grandes, sí, pero también son algo que cualquiera puede consultar en Google. Eso no es bueno en una era de cohetes precisos y rápidos avances blindados.
Pero fueron las últimas 72 horas las que quizá hayan delatado más la falta de preparación de Rusia.
En primer lugar, el aparente despido del viceministro de Defensa a cargo de la logística, Mikhail Mizintsev. El Ministerio de Defensa de Rusia no detalló su destitución, limitándose a publicar un decreto por el que Aleksey Kuzmenkov ocupa ahora su puesto.
El “Carnicero de Mariúpol”, como se conoce a Mizintsev, seguramente tuvo suficientes fallos durante la desastrosa guerra de Rusia como para merecer su despido. Pero esto no satisface la pregunta: ¿por qué ahora?
Al destituir a ministros clave en los momentos previos a que su ejército se enfrente a la contraofensiva ucraniana, Moscú envía un mensaje de desorganización.
Y luego está la nueva ronda de críticas de Yevgeny Prigozhin. El jefe de los mercenarios Wagner concedió este domingo otra larga entrevista en la que dejó al descubierto la magnitud de los problemas a los que se enfrentan sus mercenarios.
Según el jefe de Wagner, sus combatientes están tan escasos de municiones que podrían tener que retirarse de Bakhmut, la ciudad estratégicamente poco importante en la que han malgastado miles de vidas tratando de tomar. (Una advertencia: Prigozhin no es la fuente más fiable, y aporta pocas pruebas de lo que dice. Pero este tipo de disputa pública no es algo que Moscú fomente en este delicado momento).
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Los problemas de abastecimiento de munición de Rusia se conocían desde hace tiempo, pero sugerir un fracaso inminente justo antes de la contraofensiva parece un intento de echar la culpa a otros.
La conclusión es que las horas antes de que Ucrania se mueva se están reduciendo. Lo que sabemos sobre su estado emocional, o su objetivo, es casi cero. Y el alcance de la indecisión, las rivalidades y la desunión internas de Moscú no hace más que crecer.